Sí, una generosa cuenta de banco nos puede dar tranquilidad, pero la felicidad es más compleja, se requiere de personas con quien compartir y momentos que nos llenen el corazón de entusiasmo y ganas de vivir.
Sí, una generosa cuenta de banco nos puede dar tranquilidad, pero la felicidad es más compleja, se requiere de personas con quien compartir y momentos que nos llenen el corazón de entusiasmo y ganas de vivir.
Un estudio publicado por el Journal of Positive Psychology, lo confirma, pues sostiene que la felicidad se encuentra en el registro de recuerdos y experiencias relevantes, y viajar es la máxima expresión de lo anterior.
Otro estudio de la Universidad de Cornell elaborado por el psicólogo Thomas D. Gilovich coincide con esta perspectiva, al asegurar que los bienes materiales se convierten en ambiciones ilimitadas de las cuales no podemos salir fácilmente.
Así, cuando nos compramos un auto de año, después de unos meses sabemos que se devalúa, lo mismo con los teléfonos celulares e incluso con las remodelaciones de cocina.
Las experiencias positivas, los recuerdos inspiradores y las anécdotas que compartimos con amigos, dan más felicidad que ocupar los medios económicos para comprar artículos.
Disfrutar de la sensación de tener tus pies sobre la arena húmeda tras el paso de la ola, volver a ver las fotos del viaje de invierno, o recordar lo rico que comiste en determinado lugar, mejora tu estado de ánimo, así que la próxima vez que deliberes entre un auto y un viaje, ya sabes qué hacer.
Las posesiones materiales son importantes, pero estar en condiciones de disfrutar momentos inolvidables con nuestra familia o amigos valen mucho más. Por ello, es importante que cuides de tu salud para que puedas aprovechar al máximo cada momento de tu vida.